As? Habl? Obama

by Hugh Fitzgerald (July 2009)

English Version

Traducido por Aymenn Jawad


Barack Obama y Nicolás Sarkozy no se ponen de acuerdo sobre el tema de Turquía. Sarkozy no quiere que se admita Turquía en la Unión Europea. Ángela Merkel tampoco. Los líderes de Italia, de los Países Bajos, de la Dinamarca, y de la Gran Bretaña tampoco. Se sospecha también que ningún líder de los estados que son miembros de la Unión Europea quiere que se admita Turquía. Y ¿qué piensan los ciudadanos? Parece además que no se entusiasman con admitir un país que sería el miembro de la Unión Europea con la población más grande de la que un 99% es musulmán. No sólo esto es verdad, sino también Turquía se hace todos los días cada vez menos kemalista, y cada vez más verdaderamente musulmana.

No obstante, Barack Obama y los que le aconsejan presumen estúpidamente que pueden decir a las naciones de la Europa Occidental que, ya que Turquía es un “estado musulmán moderado”, tengan que aceptarla más como parte del mundo occidental. Esas personas que estén preocupadas de 80 millones de musulmanes más en la Europea Oeste, con la libertad de moverse de un país al otro sin visado tienen razón para preocuparse de esto. También hay muchos otros que tengan razón para preocuparse de los musulmanes surtidos que son fuera de Turquía y podrán ingresar de manera clandestina, disfrazados como turcos, mientras las patrullas de las fronteras, desafortunadamente necesitando a muchos más miembros, no tengan ninguna idea de distinguir a un turco de, por ejemplo, un azerí del norte de Irán, o aun de un árabe del norte de Siria o del norte de Iraq. El problema que las naciones europeas afrontan ahora (de hecho, esos barcos sin fin de la gente, musulmanes y africanos de Subsáhara, cruzando el Mediterráneo por el mar) sería hecho peor por los inmigrantes provenientes, sin fin, de Turquía, por la tierra, sin aun el mar como barriera mínima.

¿Qué pensaría un gobierno americano si el gobierno francés le dijera que tuviera que abrir su frontera del sur por alguna persona y todas las personas de Méjico ya que haría que Méjico se hiciera parte más grande de Norteamérica? En efecto, no sólo cruzarían treinta millones mejicanos, sino también sería posible que así hicieran millones de otros, de otras partes de Sudamérica, quienes podrían disfrazarse como mejicanos tan listamente como, en el caso de Turquía en la Unión Europea, muchos kurdos no turcos, azerís, árabes y otros musulmanes que pudieran asomarse a Francia, o Italia o Inglaterra como “turcos”, aun más fácilmente, y aun en números más grandes, con tal impunidad hoy.

Y Obama habla con certitud igual cuando, hablando a los musulmanes del mundo, anuncia que “La confianza que nos obliga ha sido tirante”.

¿Qué confianza nos obliga? ¿Fue la confianza que los generales pakistanís, muy estrictos, educados a Sandhurst, con los bigotes de Terry Tomás, con utensilios de Pukka-Sakib, serían siempre los amigos verdaderos de sus homólogos en el Pentágono y que no traicionarían nunca la confianza que mostraron los americanos por tantas décadas, sosteniendo a Pakistán desde los días de los acuerdos de Bagdad. Los acuerdos de Bagdad, ya que algunos necesitan ser recordados, fueron disparatados como un pacto militar (con Irán, Iraq, Turquía, y Pakistán, habiendo de ofrecer una versión musulmana de NATO donde los Estados Unidos y el Reino Unido darían el dinero, las armas, el entrenamiento y el poder de las tropas a nuestros aliados musulmanes leales) que obligó que los ejércitos americanos y pakistanís ayudaran uno a otro. ¿Fue la confianza que permitió que ISI divirtiera la ayuda de su intención verdadera para sostener el proyecto nuclear de A.Q. Khan?

¿Fue la confianza que hizo que Jimmy Carter elogiara a Jomeini como un “hombre compañero de fe” sin preocuparse de hallar, aun treinta años después, qué inculcó esa fe?

¿Fue la confianza que hizo que los políticos americanos asumieran que se permanecería kemalista Turquía e ignoraran, detrás de esos oficiales militares, inteligentes y jóvenes, a las masas de musulmanes primitivos que estuvieron listos por Erbakán, y Erdogán y Gul?

¿Fue la confianza que permitió que los americanos ignoraran por décadas cómo fue Arabia Saudí, qué enseñaron los textos y los sacerdotes (y siguen enseñando) de los no musulmanes, qué sumas grandes los saudís y otros árabes ricos dieron para que propagaran el Islam por todo el Occidente, y también de forma que corrompieran, por muchas personas occidentales pagadas por ellos, a los políticos del mundo occidental, y por eso para que prohibieran que nos sintiéramos qué Arabia Saudí, y el Islam, han significado para el Occidente?

¿Por qué los políticos americanos confían aún en Egipto, otro “aliado importante”, cuando en realidad es un centro del antisemitismo mundial, y el centro de las operaciones de la Liga Árabe que prohíbe un fin eficaz de las operaciones árabes en Darfur y en Egipto donde hay persecución renovada de los coptos, y donde hay una población que penetrantes para tomar la ayuda americana, pero también muy hostiles hacia América?

¿Por qué América confió en Jordán, y en su rey pequeño y rechoncho, Hussein, como se conoció, cuando Jordán es un país que, como Egipto, tomará todo lo que se puede tomar de los americanos, pero su población se permanece tan hostil como los musulmanes egipcios hacia América?

¿Por qué los americanos confían en Karzai, el gobernador ineficaz y corrupto de Afganistán, que ataca rápidamente a los americanos, cuandoquiera le conviene y le da el soporto doméstico?

¿Por qué los americanos han confiado en los musulmanes que les permitieron que vinieran a América y que se han hecho, como los musulmanes por todo el mundo occidental, las fuentes de disrupción, de la actividad anti-israelí y antisemítica en las universidades, de los riesgos de seguridad para el gobierno, de la explotación del poder por los musulmanes para manipular el sistema para avanzar la causa del Islam en el Occidente (como en el caso de la mezquita de Boston y la vendida barata la tierra de la ciudad, organizada clandestinamente por un miembro musulmán de la Asociación del Desarrollo otra vez de Boston)?

¿Es todo esto la confianza que nosotros, los americanos y los musulmanes del mundo, tuvimos otrora? ¿Y de algún modo nosotros, los americanos, permitimos que se desapareciera esa confianza, a causa de casi diez mil ataques terroristas, y millones de ataques de otras formas no violentas, con tentativas preparadas para subvertir lentamente las obras y el soporto occidentales de las instituciones legales y políticas de los no musulmanes? Solamente mire en los Países Bajos y Dinamarca las tentativas para sofocar el derecho de los hombres occidentales de usar sus libertades, garantizadas en sus países, si tal uso es visto por los musulmanes como prohibir el incremento, y después el dominio cierto, del Islam.

¿Qué confianza? ¿La confianza de esos que practiquen taqiya y kitman? ¿La confianza para esos que crean que Mohamed fue el hombre perfecto, digno de la emulación en todos los asuntos, para siempre, el mismo Mohamed que dijo, tan celebradamente, que “la guerra es el engaño”?

¿Qué confianza nos obliga?

“Es necesario que los Estados Unidos y Europa aprovechen a los musulmanes como nuestros amigos, vecinos y aliados para pugnar la injusticia, la intolerancia y la violencia, creando una relación basada en el respeto mutuo y los intereses mutuos,” Obama dijo a la convención.

“Adelantarse para obtener la calidad turca de miembro en la Unión Europea sería un signo importante de su esfuerza de usted por este orden del día y asegura que continuamos poniendo firmemente Turquía en Europa,” dijo a los líderes de la Unión Europea.

¿Por qué los Estados Unidos y Europa tienen que aprovechar a los musulmanes como “nuestros amigos” y “aliados para pugnar la injusticia, la intolerancia y la violencia”? ¿Enseña el Islam que los musulmanes pueden ser amigos de no musulmanes, o inculca el Islam la idea que los musulmanes no deben tener los judíos y los cristianos por amigos? Y el Islam enseña también que un musulmán puede fingir la amistad, por la beneficia de Islam, con los no musulmanes, pero no puede ofrecer la amistad verdadera, ¿no?

El Islam es basado en la idea de un estado permanente de guerra entre los musulmanes y los no musulmanes, ¿no? Impone una obligación central y no insignificante, que todos los musulmanes tengan que participarse en una lucha o yihad para remover todos los impedimentos contra la propagación, y después el dominio, del Islam, no sólo en Dar Al-Islam, sino también en Dar Al-Harb, la región o casa de guerra, donde los no musulmanes no han sucumbido ya al Islam, ¿no?

¿Sabe esto Barack Obama? ¿Lo sabe, pero no cree?

¿Lo sabe, y cree, pero él, y los que le aconsejan, piensan que es mejor que pretendan que no lo es, y por eso que trabajen en una estrategia peligrosa de presentar el Islam de forma equivocada a los no musulmanes, incluyendo a esos en peligro en Europa Occidental a causa de los actos previos de casi negligencia criminal de sus élites políticos y de los medios de comunicación, lo que permitió que tantos musulmanes se instalaran detrás de lo que los musulmanes son enseñados ver como las fronteras de los enemigos?

La situación mejor es que Obama es ingenuo. La situación peor es que él y los que le aconsejan son calculadores estúpidos y maquiavélicos que no pueden defender simplemente el mundo de los no musulmanes contra los musulmanes, contra el Islam.

Una declaración no aceptable, mentira en toda manera excepto de una: geográficamente, unos estados musulmanes como Turquía son de hecho los vecinos de unas tierras de los no musulmanes. Como cuando Alemania de Hitler fue vecino de Polonia y Francia. Y la Unión Soviética fue vecino de los países que dominó el ejército rojo en la Europea Oriente. Y la China comunista es vecino de Tíbet. ¿Qué pretende decir?

“Los Estados Unidos han sido enriquecidos por los americanos musulmanes,” dijo el presidente.”Muchos americanos otros tienen musulmanes en sus familias o han vivido en un país donde la mayoría de la población es musulmana…y yo sé,” dijo, “porque soy uno de estas personas.”Así habló Obama en Estambul.

Y este O grande conduce a otro, lo que quiere decir Otelo que, no como Obama, no fue americano, pero tuvo musulmanes en su familia y habría vivido en su juventud en un país donde la mayoría de la población fue musulmana. Porque Otelo fue moro, un norteafricano de clamor indeterminado pero oscuro, aunque habría convertido a la religión cristiana, ya que, si no, no habría podido ser líder de fuerzas cristianas (de Venecia en Italia) contra los turcos otomanos.

Obama hoy rogó que 84 billones se dieran para proveer fondos para esas tentativas caras para traer la estabilidad, la prosperidad, y la unidad (en sumas diferentes, cada vez disminuyentes, y esperadas) a Iraq, a Afganistán y aun a Pakistán.

Es posible que Obama se recuerde de la gana expresada de Otelo de decir “adiós” a la “pompa triunfa” y a “las guerras grandes”.

Es posible que Otelo se recuerde de la memoria orgullosa de Otelo de cómo, sumaria y violentamente, trató con el enemigo musulmán, como en Alepo otrora, donde cuando un turco malo con un turbante se atrevió a verberar a un Véneto- pues él, el Otelo fuerte, tomó al perro musulmán circuncidado y le golpeó así.

Por consiguiente eso es la clase. Adiós a las guerras grandes. Pero esté listo para golpear al enemigo. Así. Y así.

Y solamente: así.

 

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